miércoles, 28 de febrero de 2007

Preguntas indiscretas

Día a día
Miércoles 28 de Febrero de 2007 | Tal Cual/2
TalCual

Día a día
Preguntas indiscretas

Phil Gunson
Corresponsal independiente


Años atrás, cuando estudiaba portugués en Londres, tuve una maestra
que se entretenía pidiéndonos que formuláramos "preguntas
indiscretas". Todo un desafío a nuestra reserva anglo-sajona. Mucho
después, sin embargo, me enseñaron que tal cosa no existe:
sólo hay respuestas indiscretas.

Esta lección se me vino a la mente a raíz del espectáculo
protagonizado el sábado pasado en la flamante sala de prensa Simón
Bolívar del Palacio de Miraflores por el Presidente Chávez y el joven
enviado del periódico brasileño O Globo.

Más allá de los insultos, que quizá puedan considerarse como gajes del
oficio periodístico – después de todo, hay países donde los
corresponsales son recibidos con balas y no con adjetivos –, hay algo
sumamente preocupante en los términos utilizados por el jefe de Estado
en su diatriba.

El tema de la no-renovación de la concesión de RCTV, dijo Chávez, era
algo "intrínseco a la soberanía" de Venezuela. Haberlo tocado,
insistió, era meterse, "en algo que es sagrado".Y como si fuera poco,
quiso reordenar las prioridades del periodista y de su medio,
quejándose de que hubiese podido "preguntar otras cosas de mayor
importancia".

Cuando luego remató insinuando que el brasileño era, en resumidas
palabras, un agente asalariado de la "oligarquía" y del "imperio", el
cuadro quedó completo. El agente de una potencia extranjera que se
entromete en los asuntos soberanos de una nación está a un paso de ser
declarado "persona no grata".

Es de esperar que el gobierno bolivariano no siga el ejemplo de su
principal aliado, el régimen dictatorial de Fidel Castro. Hace pocos
días Cuba le negó la renovación de sus credenciales a tres
corresponsales extranjeros cuya cobertura, aunque absolutamente
profesional, simplemente no le gustaba.

Pero si la condición para que esto no suceda es que la prensa
extranjera aprenda a hacer sólo las preguntas que le convengan al
gobierno, entonces el pronóstico es verdaderamente negativo.

En su artículo 13, la Convención Americana sobre Derechos Humanos
garantiza la libertad de pensamiento y expresión. Ésta, dice,
"comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e
ideas de toda índole, sin consideración de fronteras".

El día que dejemos de hacer las preguntas difíciles, seremos cualquier
cosa menos periodistas. El precio de la comodidad, tanto del político
como del periodista, es demasiado alto para que lo pague cualquier
sociedad.

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