miércoles, 17 de enero de 2007

Carlos Oteyza / Hegemonía

Aquí Opinan
Miércoles 17 de Enero de 2007 | Tal Cual/19
TalCual

Aquí Opinan

Cualquiera de las excusas que desde el oficialismo se hayan dado
durante estas últimas semanas para retirarle la concesión a RCTV se
desvanecen y pierden sentido una vez leídas las declaraciones de
Andrés Izarra, presidente de Telesur, el pasado lunes 8 en El
Nacional. Todo lo del golpismo, la oligarquía asesina de Bolívar, la
alteración de la paz social, la "confusión" de fechas de vencimiento
de la concesión terminaron en una sencilla aclaratoria: la señal que
ocupa RCTV es necesaria para lograr la hegemonía comunicacional e
informativa del gobierno revolucionario. Lo demás es retórica, excusas
para los corresponsales extranjeros, circo para los organismos
internacionales.

Si el gobierno ha decidido construir un país socialista, entonces toma
por asalto las herramientas comunicacionales necesarias para que la
hegemonía del régimen se haga realidad. De las pocas televisoras que
informan con libertad editorial, sin duda RCTV es la más emblemática,
por lo tanto, el mandado está hecho: todo medio de comunicación puede
ser la próxima herramienta útil para consolidar la hegemonía
gubernamental.

La guillotina comunicacional operada sobre RCTV también se ha vendido
como una alternativa para ampliar los espacios de la producción
independiente.

Esta oferta es de un cinismo de inspiración soviética. ¿Cómo tendría
cabida una producción independiente en la nueva señal, si se le está
quitando a RCTV porque justamente es independiente? Es lógico concluir
que la "producción independiente" que será trasmitida por la nueva
señal tendría que ayudar a instaurar la nueva hegemonía que el
gobierno ha decidido crear y que desde ya está anunciando sin ninguna
vergüenza.

Pero lo más insólito es que este anuncio no genere alarma en los
creadores y productores de televisión que se consideren
independientes, aunque los hechos demuestran ya que la única manera de
ser "productores independientes" será elaborando contenidos que
impulsen la hegemonía del "socialismo del siglo XXI".

La ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, aunque aún sin
normar, podría abrir el camino para impulsar una televisión de mayor
calidad, en la que nuevos creadores y productores tuvieran cabida.
Pero se ha tomado el camino más rápido para reestablecer con saña lo
que por mucho tiempo se criticó, el control de la televisión en pocas
manos.

Con el zarpazo sobre RCTV termina por develarse la brutal política de
Estado que se impone "por las buenas", doblegando la línea editorial
de las televisoras, o por las malas, retirándoles la señal, porque la
necesito y la quiero para mi proyecto hegemónico.

¿Y qué?

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