viernes, 5 de enero de 2007

RCTV: el preludio

El Nacional - Viernes 05 de Enero de 2007 A/7

Opinión

· Óscar Lucien

La mañana del 28 de diciembreleí el periódico expectante sobre la broma del día de los inocentes. Por supuesto, lo del matrimonio de Leopoldo López con Iris Varela en la plaza Francia de Altamira me pareció muy obvio. Sin embargo, la frecuente inquina del teniente coronel Chávez con los medios de comunicación me hizo dudar aunque, reconozco, estaba tan armadita la noticia y tan lograda la fotografía con Miguel Henrique Otero que caí por inocente con lo de la visita del jefe del Estado a las nuevas instalaciones de El Nacional. Terminé de medio leer la prensa y volví a las cautivadoras páginas de Tu rostro maña na de Javier Marías. La alarma de un mensaje de texto me saca de la historia del narrador cuyo peculiar oficio es ser intérprete de vidas. Miro la pantalla del celular: "Chávez quitó concesión a RCTV". Antes de retomar mi lectura respondo: "Más inocente serás tu". Bebo un vaso de agua y me sumerjo de nuevo en la novela. "Olía bien con aroma propio, una de esas mujeres cuyo ácido y grato olor original -muy sexuado, olor corporal– prevalece sobre los agregados, sería sin duda eso lo que a su novio excitara más (muslos aparte)", estoy leyendo absorto. Nueva alarma, nuevo mensaje.

Nuevo interlocutor que no es persona de chistes: "El teniente coronel enloqueció. Anunció cierre de RCTV".

Marco su número de teléfono y me da ocupado. Me conecto a Internet y en todos los portales que visito encabeza la noticia. Turulato, tomo conciencia de que no es una broma. Para quienes tenían dudas, –pensé– empezó el socialismo del siglo XXI.

Alterado para continuar con mi lectura, enciendo la tele. Y allí está el líder máximo de la revolución ataviado verde oliva en su agresiva perorata contra los medios de comunicación, en general y, en particular, contra RCTV. Ya enterado de la noticia quedé realmente impactado por la forma. No por la forma del discurso de Chávez, a cuyas frecuentes rabietas violentas y temperamentales desgraciadamente nos hemos ido acostumbrando, sino al contexto en que ocurre el anuncio de la revocatoria de licencia a un canal de televisión: "Es mejor que vayan preparando sus maletas. No habrá nueva concesión para ese canal golpista que se llamó Radio Caracas Televisión. Ya está redactada la medida, así que vayan apagando sus equipos". La tradicional salutación de Navidad a la Fuerza Armada convertida en foro de una delicada controversia política.

Grave. Preocupante. Militares de alto grado aplaudiendo, divertidos, la diatriba del teniente coronel. Patético.

Corto una rebanada de panetón y pongo a hervir agua para una infusión.

Mientras, reviso unos apuntes sobre un tema que me es caro. La democracia, –leo– necesita, requiere, se funda, en la idea de un ciudadano en capacidad y condiciones de elegir libremente. Y la calidad de su elección está en estrecha relación con el nivel y calidad de información de que dispone en cada momento. Para actuar libre y responsablemente en la vida social y política el ciudadano precisa de un acceso libre, plural y oportuno a la información. Sin tutela del gobierno ni de corporación mediática privada alguna.

En consecuencia, el modelo político de la democracia entraña la existencia de medios de comunicación autónomos, independientes del aparato de gobierno, de la misma manera que excluye el predominio de monopolios de información y opinión públicos o privados.

En la tele repasan fragmentos de la alocución de Chávez. Sin duda me desagradan esas imágenes de uniformados aplaudiendo. Se muestran unas primeras reacciones ante el anuncio del jefe del Estado. No se equivocan quienes estiman que la atrabiliaria decisión del teniente coronel Chávez de no renovar la licencia a RCTV atenta contra el pluralismo de la opinión y la variedad e independencia de las fuentes de información de los venezolanos. ¿ Adónde acuden las personas humildes expulsadas del barrio Nueva Esparta que luego de un año de derrumbado el viaducto todavía no logran un techo seguro? ¿Quién informa a la colectividad venezolana de la tragedia de los humildes compatriotas que se crucifican en las calles de Caracas para llamar la atención del gobierno en procura de una vivienda digna? ¿Dónde nos enteramos del virtual genocidio de las cárceles venezolanas hacinadas de gente pobre? ¿Quién ventila la ineficiencia, el burocratismo y la corrupción del gobierno bolivariano? Los medios de comunicación que abordan estas complejas realidades no pueden ser satanizados de manera tan alegre, perversa y maniquea como medios de oposición. Por su propia naturaleza, en las sociedades democráticas los medios también cumplen una función fiscalizadora y de denuncia que es irrenunciable. La excusa de que la medida contra RCTV tiene como propósito democratizar los medios es tramposa y perversa. Durante estos ocho años de revolución bolivariana el Estado ha sido incapaz de garantizar el ordenamiento del espacio público para una verdadera democratización de las comunicaciones en Venezuela y de ofrecer una oferta programática de calidad que marque pauta para una sana competencia. Por el contrario, los venezolanos hemos estado sometidos a una peculiar dictadura mediática que se expresa en dos vertientes fundamentales: por un lado, la confiscación de todos los medios radioeléctricos del Estado sometidos al exclusivo beneficio de la parcialidad política en el gobierno; por otro, un marcado cerco a la libertad de expresión. La medida contra RCTV debe ser analizada en este contexto. Además, y por si fuera poco, todas las supuestas razones éticas, morales, legales que balbucearon los voceros gubernamentales para respaldar la no renovación de la licencia a RCTV son absolutamente aplicables a VTV y a la RNV: intolerancia, exclusión, discriminación, insulto y el largo etcétera que condenan los oficialistas.

Abramos bien los ojos, esta medida del teniente coronel Chávez no es sólo contra RCTV sino contra el propio concepto de medios libres e independientes, incompatibles con el llamado socialismo del siglo XXI. Tal como se anunció, lo de RCTV es sólo el preludio.

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