Día a día
Jueves 18 de Enero de 2007 | Tal Cual/4
TalCual
Día a día
ANDRÉS CAÑIZÁLEZ
ucanizal@ucab.edu.ve
Una carta de Baruch Ivcher
Me llamó Baruch Ivcher, nací en Israel y me hice ciudadano peruano en
1984. Durante los primeros años del gobierno de Alberto Fujimori
estuve entre los peruanos que hastiados de los políticos tradicionales
apoyé sus medidas, incluido el cierre del Congreso. Años después,
reconocí mi error.
En Perú durante los años 90 se consolidó mi negocio en la televisión,
a la par que mantenía otras actividades comerciales. De esa manera me
convertí en el accionista mayoritario de Frecuencia Latina, un
importante canal de señal abierta. En estos años iniciales de Fujimori
mantuve simpatías con el gobierno y eso facilitó una relación fluida
entre mi canal y el Ejecutivo. A mediados de los 90 se hizo evidente
que Fujimori pretendía perpetuarse en el poder, la reforma
constitucional era una muestra de ello, y en esa misma medida comenzó
a tener una relación difícil con los medios, especialmente la
televisión. Eso se debía a una razón muy natural, en Perú los pobres
leen poca prensa y el medio fundamental es la televisión, y esa era la
audiencia a la que quería llegar el Presidente.
En la medida en que me distancié del gobierno, y era más evidente el
proyecto personalista de Fujimori, comprendí mi error de haberlo
apoyado. Por aquellos años, entre fines de 1995 e inicios de 1996
creamos una unidad de investigación, la cual tendría como punta de
lanza el programa Contrapunto. Medios impresos importantes también
hacían investigación, como fue el caso del diario El Comercio, pero
como ya dije su impacto en la población era reducido y por tal razón
el gobierno no tenía mayor preocupación, además había creado la prensa
chicha para desprestigiar al trabajo periodístico independiente. Las
acciones gubernamentales, como se vio luego con los videos de
Montesinos, incluían la más descarada compra de los titulares
informativos y manejo de personal en los medios de comunicación.
Montesinos también trató de comprarme. Querían un canal de televisión
dócil y especialmente deseaban que saliera del aire Contrapunto, que
con un periodismo de investigación puso el dedo en la llaga en
distintos problemas. La audiencia peruana respondió y así el programa
era visto por millones de personas. Revelamos dos hechos que
sacudieron a la opinión pública al poner al descubierto el carácter
sanguinario del Servicio de Inteligencia, que dirigía Montesinos.
Por un lado, la mutilación y asesinato de la agente Mariela Barreto,
señalada de filtrar información a la prensa, así como las torturas a
las que fue sometida otra agente, Leonor La Rosa. Esto ocurrió en
1997, y ya parecía que tenía mis días contados al frente de Frecuencia
Latina.
El 13 de julio de 1997 se me invalidó mi condición de ciudadano
peruano y por tanto se me impedía, legalmente, seguir al frente del
canal. El gobierno argumentó que no se violaba la libertad de
expresión e incluso logró la complicidad de dos de los socios
minoritarios, los hermanos Winter, quienes pasaron a tomar el control
de Frecuencia Latina. La programación pasó a ser complaciente con el
Ejecutivo.
Intenté acudir a la Corte Suprema, pero debido a las acciones de
Fujimori para perpetuarse en el poder, varios magistrados estaban
suspendidos por haberse opuesto a una nueva reforma constitucional que
garantizara la continuidad del fujimorato. En Perú se cerraron las
puertas y acudí al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Tras varios años se demostró que toda la treta gubernamental era en
realidad una evidente violación de la libertad de expresión, para
silenciar a un medio con información y puntos de vista incómodos. Pude
recuperar el canal y sobre todo triunfó la democracia.
Infocracia es una iniciativa del Centro de Investigaciones de la
Comunicación de la UCAB y puede visitarse en:
http://www.ucab.edu.ve/ucabnuevo/Infocracia_CIC
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jueves, 18 de enero de 2007
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