lunes, 29 de enero de 2007

'Lo que está en juego es la libertad'

http://noticias.eluniversal.com/2007/01/28/opi_34919_art_157829.shtml

En Venezuela, Opinión | January 28, 2007 a las2:31 am | 441 views
A desengañarse, llaman. Lo que está en juego es la libertad. No se trata de una discusión técnica sobre mejores o peores políticas económicas; sobre los tiquismiquis de las estatificaciones, ni sobre los asuntos de ingeniería territorial; lo que hay es una amenaza cierta contra la libertad.


El experimento de Chávez lo que tiene de novedoso son su boconería y la generosa chequera, porque militares de izquierda con pretensiones revolucionarias ha habido en este continente, pródigo en ensayos y desastres.

La literatura académica ya conoce este tipo de regímenes. Unos lo llaman semiautoritarismo; otros, democracia "iliberal" o no liberal; algunos, autoritarismo electoral; y quien esto escribe, prefiere la denominación de neoautoritarismo. Su lógica es simple: se llega al poder por medio de la democracia y se usan sus mecanismos para perpetuarse en el poder; se hacen las modificaciones necesarias para que nadie más, fuera del círculo reinante, pueda acceder a la jefatura del Gobierno.

La Genética del Esperpento. Chávez encabeza la volada neoautoritaria, pero, sin duda, pretende mucho más que eso: intenta una revolución socialista, y el socialismo de alma soviética implica la propiedad estatal sobre los medios de producción, en pocas palabras, significa la liquidación de la propiedad privada. Claro, nunca se liquida toda la propiedad privada, se dejan algunos resquicios por razones de conveniencia; pero, tal supresión es indispensable porque de acuerdo con las tesis marxistas, la propiedad genera lucro mediante la explotación de la fuerza de trabajo, en consecuencia, produce desigualdad, y a la larga induce a la creación de grupos dominantes en lo económico que, más temprano que tarde, se hacen dueños del poder político. Extirpar la propiedad privada tiene un efecto pedagógico: corrige radicalmente el tóxico deseo de posesión, de apropiación y, según el catecismo zurdo, erradica el egoísmo.

En un país como Venezuela, los tiros se dirigen a regular estrictamente la propiedad privada para que, al final, se convierta en su remedo. Toda esta operación requiere suprimir la "dictadura de la burguesía", como asentaban los clásicos de la revolución. En términos concretos, acabar con los ricos, incluidos algunos de los del proceso, mediante un sistema creciente de regulaciones que les obligue a ceder sus derechos, hasta convertirse en una pequeña costra rentista. Con las transnacionales el trato es otro: las dejan mientras convenga.

Para que este proceso avance se requiere una masiva concentración de poder, capaz de impedir que los resortes democráticos de la sociedad actúen. Esto tiene muchas implicaciones, que van desde la vida social hasta la intimidad familiar e individual. La concentración de poder implica, de suyo, la liquidación progresiva de la libertad ciudadana, tanto en el sentido colectivo como personal; es la organización vertical de Venezuela.

La Aniquilación de la Libertad de Expresión. Los aduladores oficiales sostienen que en Venezuela hay irrestricta libertad de expresión porque se dicen barbaridades del Presidente, eso, argumentan, no lo habrían permitido verdaderos autócratas como Pérez Jiménez o Trujillo. Esta afirmación es enteramente falsa. En Venezuela se coarta la libertad de expresión y se la ha exterminado progresivamente, no como Fidel Castro lo hace, sino como corresponde al mundo posmoderno y globalizado de hoy.

Chávez no podría reunirse con Chirac, Rodríguez Zapatero o Bachelet, después de cerrar sin "fundamentos jurídicos" un medio de comunicación. No son admisibles medidas al estilo de Videla o Pinochet, pero basta que haya un pronunciamiento del sumiso TSJ para que las conciencias de muchos gobernantes del planeta acepten la medida como legal.

En Venezuela hay tres formas en las que se avanza en la liquidación de la libertad de expresión.

La primera es la del amedrentamiento gubernamental, al comienzo éste se expresó en la sucesión de insultos presidenciales a editores, periodistas y propietarios, junto a algunas palizas callejeras; más adelante tuvo como expresión la Ley de Responsabilidad Social de Radio y TV. El resultado ha sido la autocensura en muchos medios, cuyos propietarios han sido abiertamente agredidos por el Presidente, los casos emblemáticos de autocensura y despido de periodistas críticos son Venevisión y Televen.

La segunda forma de supresión de la libertad de expresión es la creación de un gigantesco aparato comunicacional estatal, colocado en manos de los militantes bolivarianos, que en la práctica son estaciones repetidoras del único pensamiento que Chávez juzga como respetable: el suyo. Este aparato está constituido por emisoras y periódicos creados por el Gobierno, otros, comprados de buena o mala gana, y algunos más, confiscados.

La tercera forma es el cierre de medios, como el de RCTV. Éste tiene el doble propósito de castigar a unos directivos que no quisieron tascar el freno del acuerdo por trascorrales, y que prefieren su independencia aunque les cueste su supresión, así como procura ser medida ejemplarizante.

Claro que hay medios independientes que sobreviven. Los impresos, que no dependen de concesiones estatales, son más difíciles de cerrar; además, su efecto más importante se produce cuando los medios radioeléctricos y audiovisuales amplifican sus mensajes. Si aquéllos son controlados, el efecto de los medios impresos es menor y, tal vez, decreciente.

La amenaza más importante contra la libertad de expresión es, simplemente, que las voces críticas ya no tienen eco en el ámbito de lo público-estatal. Casi todo lo que se dice en los medios independientes es una voz sin resonancia, el régimen no se da por enterado, la comunicación se pierde o no existe, y las palabras se van quedando solas, perdiendo el sentido al carecer de destinatario real. Cuando el Gobierno no oye la palabra que lo emplaza, ésta se disuelve. Un proceso como el descrito significa la supresión de la libertad de expresión, que siempre comporta el deber de oír y dar respuesta por parte del Estado. Esto ya no existe en Venezuela, ¿o sí?

Límites de la Ofensiva. Chávez tiene ideales comunistas, aunque su base conceptual, expuesta cotidianamente en vivo y directo, es desconsoladoramente precaria. Confunde cualquier propósito de justicia social con el comunismo y en función de la liberación del género humano es capaz de torcer el pescuezo a compatriotas, sean antichavistas o chavistas.

Muchos analistas creen posible la perspectiva socialista a la cubana, pero es muy posible que antes de llegar a ese Nirvana, en el cual todos serán iguales entre sí, incluidos los bachacos, los chimpancés y los seres humanos, Venezuela se introduzca en una espiral de inmanejable anarquía. Si ocurriera así, el socialismo se hundiría antes de flotar.

La república vertical
Carlos Blanco - El Universal

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